Capítulo 19.

·UNREACHABLE. -Capítulo 19.


Nos acercáramos cada vez más, podía sentir como millones de mariposas revoloteaban en
mi barriga, yo aquí, apunto de besarlo, a Justin Bieber.

**
Dios, cada vez más cerca, supongo que él me quería besar y yo a él, así que no había ningún
impedimento, digo yo.
Nos acercamos, hasta fundirnos en un beso... no fue un lugar romántico como en el de las
películas, pero para mí sí.
Después de unos minutos, creo yo... nos separamos, nos miramos a los ojos, el tenía un brillo
increíble, al igual que yo sonreía de oreja a oreja.
¡Justin! se oyó gritar desde el salón, joder, vaya manera de arruinar un momento así.
-Emm, esto... creo que me llaman. -Dijo él.
-Bajemos. -La verdad es qué después de este beso... creo, que no volveríamos a estar igual.
Él asintió.
Mientras íbamos bajando las escaleras, antes de llegar, me dijo
-Nuestro segundo beso, muy romántico.
Espera, ¿Qué? ¿Segundo?
-¿Cómo que segundo? ¿Cuando? ¿Por qué? ¿Dónde?
-Carcajeo.
Pues, si, segundo, el otro día en el botellón, porque estabas borracha, y donde, cuando
Fuimos a dar una vuelta por la playa.
Dios que vergüenza. -Dije agachando la cabeza.
Él solo soltó una pequeña carcajeada.
Cuando llegamos al salón, él me cojio de la mano. Sentí como mi corazón se revolucionaba a más de miles de latidos por segundo.
Yo lo mire.
Él me miro, y asintió.
¡Oh! ¿Eso significada lo que yo estaba pensando? De verdad, ¿era eso?
Me alegre muchísimo.
Los chicos estaban viendo la tele.
Espera… ¿Qué? ,Espe sentada encima de Chazito. (Si, me hace ilusión llamarle así).
En los últimos diez minutos que estuve arriba, aquí habían pasado muchas cosas, la verdad.
No se percataron de que nosotros estábamos allí.
Los chicos estaban en el suelo, mientras que las chicas en el sillón.
En excepción de Espe, que estaba con Chaz.
Estaban viendo las noticias.
Nos quedamos observándolos a un lado del sillón, y nada no nos miraban.
-Justin carraspeo.
Y entonces si nos miraron, nos miraron las menos, y siguieron a lo suyo.
Bueno, ¿Qué? ¿No se daban cuenta?
Nos quedamos un rato plantados, mirándolos a ellos.
-Ya sabemos que estáis saliendo, si se veía venir. –Dijo Chaz, sin dejar de mirar la tele.
Todos asintieron, e hicieron ese sonido que se hace, como si pronunciaran un ‘Ajam’.
Sentí que mis mejillas se ruborizaban.
¿Tanto se notaba? ¿De verdad?
-Tía, venga déjame un sitio. –Dije apretujando a las chicas.
-Todas rechistaron.
Justin se sentó en el suelo.

Nos quedamos un rato viendo la tele, echaban una película un tanto ¿graciosa? Si.
La película termino a las cinco, más o menos, ya que duraba unas dos horas.
Todos decidimos que quedábamos las siete, en la plaza de siempre.
-Que nadie se retrase. –Dijo Justin.
-Que no pesado. –Dije.
-Reímos.
Cada uno se fue a su casa, como todos vivíamos en el mismo vecindario (barrio),
Pues se podía ir cada uno a pie.
Justin insistió en llevarme, y eso, que era la que más cerca vivía.
Después de un rato, convenciéndolo de que no hacía falta que me llevará, el seguía tan tozudo como siempre. No hay remedio. Pero eso, es lo que le hace tan especial.
Él se fue a bañar, ya que todavía estábamos con la ropa de anoche, cuando el botellón.
Yo mientras, lo esperé en su cuarto.
Morado, morado y más morado. Le encanta.
Os describiré el cuarto como pueda, tiene un armario, que parece un laberinto, con montones de sus amadas supras, vans, tenis normales, zapatillas, algún que otro mocasín, y algunas cholas, (a lo canario)… un montón de gorras de diferentes marcas, NY, vans, normales, y demás, pantalones de todos los tipos de colores, camisas normales, otras con dibujos, y unas que eran demasiadas ¿sexys?, de esa que son súper ajustadas, no se si lo entenderéis, chaquetas, jerseys, gorros, en fin de todo.
Después de un rato curioseando, encontré una foto, una de él, con más o menos 13 años, con una chica, supuse que sería Caitlin, su exnovia.
Y al lado, una de él pequeño, con un hombre, se me hacía familiar de verlo por algún lado, iba con unos tatuajes, y estaban en la playa.
Y así seguí un rato mirando, hasta que vi, entrar a Justin, por la puerta, iba con una toalla blanca, atada a la cintura, ¡Oh, dios mio! –Pensé.
Las gotas, del pelo le caían por todo el cuerpo, eso lo hacía más asquerosamente adorable.
-Puedes salir, me tengo que vestir. Dijo él, con una sonrisa picará. –Aunque si quieres puedes quedarte.
¿Qué? , no… –Dije poniéndome roja.
-Te has puesto roja. –Dije el riendo.
-¡No!
-Si.
-No.
-Si.
-No.
-No. –Dijo.
-Si. –Mierda eh caído.
-Lo ves, como sí. –Dijo él, con una cara, ¿divertida?.
-Idiota.
-Lo sé, pero me quieres. –Dijo, con unos aires de grandeza.
-Eso es lo peor, que aparte de tus tonterías, te quiero.
-Si es que lo sabía.
Dijo dándome un beso-pico, de esos que te dejan con ganas de más.
¿Solo eso? –Refunfuñe divertida.
-Bueno, si mi novia, quiere más, ¿que se le va a hacer?
-¿Tu novia?
-Si, ¿Por qué?
-Es que yo no soy tu novia.
Su sonrisa, se le fue de la cara.
-Todavía no me lo has pedido formalmente. –Dije.
Soltó como un pequeño suspiro.
-Ah, que… era… eso… -Dijo entrecortado.
-Si, ¿Qué iba a ser?
-Nose. Bueno, a lo que vamos… -Se puso de rodillas- Annie, ¿Quieres ser mi novia?
-Claro, tonto.
Se levanto, y me dio un beso, en condiciones, se podría decir.
Después de unos minutos, sentí como algo caía en mis pies, y sí, se le había caído la toalla.
Rápidamente me gire.
-¡Tápate, Justin! –Dije un poco alterada.
Dios mío, que situación.
Él, estallo en carcajadas.
Me tape los ojos y como pude, llegue a la puerta, antes de salir de la habitación, mire de reojo, y lo vi, agachándose a coger la toalla, madre mía… que culo.
Salí, y cerré, la puerta, a los cinco minutos, salió él, con unos pantalones más o menos cortos, que le llegaban por la cintura, de fondo blanco, y con rallas que se mezclaban en diferentes colores, (cuando fue a Miami), unos vans verdes, me pareció extraño que no llevará supras, una camisa normal, lisa, de color verde, igual que los vans. Una gorra verde que tenía delante una ‘T’, se fue al baño para secarse el pelo, termino de arreglarse, ponerse alguna que otra pulsera, y demás.
Durante todo este tiempo había pasado casi una hora. Ya eran las seis y quedamos a las siete, no me daba tiempo.
Así que apure a Justin.
Bajamos al salón, y Justin, que no encontraba las llaves del coche.
Genial, todo estaba siendo genial.
A los chicos que digamos no les gustaba que la gente fuera impuntual, para ellos era como una falta de respeto.
Las encontró estaban en el cajón de la mesita, que hay al entrar en su casa.
Entramos en el garaje, entramos en su coche, le dio al botoncito del mando, que es para abrir la puerta.
Cuando salimos, los flashes nos cegaban, se pegaban al coche como lapas, preguntaban, micrófonos, cámaras, todo.
Preguntaban de todo, ¿Es tu nueva novia? ¿Desde cuando? ¿Cómo la conociste?
Seguimos sin hacerle caso, hasta que uno, ya se paso de la ralla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario